Caminata Extrema después de tanto Aislamiento

 

Después de un año de aislamiento, volver a rutinas viejas con nuevas modalidades resulta todo un desafío. Fuimos muy estrictos con el distanciamiento social, tiempo en el que me dí cuenta que no me resultó ningún esfuerzo. Me sentí demasiado cómoda, tan cómoda que ahora al retomar los encuentros y las visitas a lugares públicos puedo mirarme con nuevos ojos y darme cuenta del estres que me genera el mundo social. Incluso comencé a repasar mis recuerdos con otra mirada y entender porqué siempre sentí tanto estres y dolor en mi cuerpo, yo también proceso el mundo como una sobrecarga sensorial que a veces llega a agobiarme.

Desde Febrero retomamos el apoyo terapéutico y Nacho lo tomó super bien. Muy feliz de ver nuevamente a sus compañeros de aventuras. La semana pasada volver a la escuela, no fue tan fácil. El primer día no quizo quedarse, y los siguientes cuatro días no se veía mucha voluntad para levatarse. Fue un año de estar en casa. Sin escuela, sin terapeutas, sin salidas al shopping, como casi todos en este mundo.

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Esta mañana se levantó muy decidido y no me quedó opción.Nos fuimos sin desayunar, caminando por las calles que él muy bien conoce y llegamos al Super. Se resistía a dejarse el barbijo puesto, pero logramos dejar que el guardia de seguridad nos tomara la temperatura y nos pusiera alcohol en las manos. Caminamos hasta la panadería y compramos pan y unas bandejas de criollos. En mi mente dije: bueno, ¡creo que ya es suficiente! y al salir por la caja le propuse volver a casa. Claro que él tenía otra idea en su cabeza y apuntó directo a la puerta del shopping. Accedió a ponerse por milésima vez el barbijo y subimos las escaleras mecánicas hasta el patio de comidas donde se sentó a comer feliz casi un kilo de pan😅. Miraba emocionado el techo, los dibujos, los carteles, a las personas. Estuvimos sentados algo de media hora y me mostró muy seguro que ya era tiempo de salir. La escalera mécanica para bajar estaba apagada así que el recorrido fue más largo, pero llegamos hasta la otra punta y muy decidido me llevó hasta la otra escalera que si funcionaba. Se fue sacando el barbijo y yo se lo volvía a poner, hasta que por fin llegamos a la puerta y se lo sacó feliz.

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Procesar el mundo externo puede ser todo un desafío, pero también una aventura que necesariamente debemos atravesar. Muchas veces puede demandar un gasto grande de energía entender los códigos, las leyes, las formas y modos de las personas, los estímulos sensoriales, todo puede representarnos una gran batalla. Sin embargo, transitarlo es como sumergirse en la aventura de la travesía que representa vivir. Ese gasto de energía es en realidad la inversión que hacemos para ser parte de todo lo que nos rodea y en lugar de ocupar una posición de resistencia, decidimos simplemente abrazar el devenir y dejar que la vida nos atraviese a cada instante.

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Para mi el mayor de todos los premios es ver la sonrisa de satisfacción de mi hijo, encontrarnos en una mirada y decirnos ¡Lo Logramos!

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Llegué agotada a Casa, pero Feliz porque día a día, Él ,Mi Maestro me enseña que siempre puedo y que juntos podemos mucho más.

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Sabrina Isabel

Travesía Ukele

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