Abrazar el devenir




Devenir, incertidumbre, desafios, infinitos cambios y constante movimiento...
De todo tomé conciencia cuando me convertí en madre y mucho más cuando mi segundo hijo fue diagnosticado con  Autismo.
Yo anhelaba mi tiempo pasado, lo añoraba! Ese con el que podía hacer lo que quisiera. Aún cuando mis hijos llegaron para ser todo en mi vida me costaba resignarme a que lo que fue, ya no era.
Ahora ya no podía dormir todas las horas que antes lo hacía. Ahora mis tiempos y mis decisiones estaban condicionados por una nueva realidad y yo debía adaptarme.
Y sin darme cuenta me aferraba al pasado y me resistía a los cambios. Y mi mente y mi cuerpo lo sabían y comencé a darle lugar a la enfermedad, a las preocupaciones,a los miedos, a la ansiedad y al dolor.
No sabía que tan solo la vida se trata de Etapas y Procesos.
Después de unos años pude recuperar una parte de mi que había quedado relegada por amor y volví a las aulas, volví a tener la oportunidad de ser estudiante y así poder cumplir uno de mis sueños.
En una de las clases "conocí" a Piaget y comencé a teorizar todo lo que yo estaba viviendo en mis prácticas, esas que te da la vida. Y hablaron de equilibrio.Y me enseñaron de asimilación y acomodación y como una bomba en mis estructuras, esas que había construído durante toda mi vida escuché y entendí lo que significaba "Adaptarse".
Ese día me di cuenta que toda mi vida había estado resistiéndome a todo, pero principalmente a los cambios que la vida inevitablemente es capaz de imponer. Supe por qué me dolía tanto el cuerpo y hasta el alma y entendí que: si existe un imposible, es esa ilusión de querer mantener bajo mi control todas las cosas. Es cierto, la incertumbre genera miedo: a no saber lo que puede pasar en el futuro; a no tener los suficientes recursos para enfrentar el devenir que se impone sin pedir permiso; a confiar en el compromiso del otro.  Y así sumé responsabilidades a mis espaldas. Cargas innecesarias que hubiera podido delegar si tan solo confiaba.
Pero resistir te sumerge a una sensación de amenaza en donde el otro es un constante enemigo y nunca puede ser un aliado. Desde ella el foco está puesto en todo lo que no quiero modificar, en todo lo que quiero controlar, en todo lo que no quiero perder.
Ese año, llegué al final del cursado y cuando la profesora me preguntó qué era lo que me llevaba de la materia, sin dudarlo le contesté:- "Ahora sé que soy una inadaptada y por eso sufro tanto".
Es que yo veia el adaptarme como una resignación. Creía que si lo hacía tenía que resignar quién era yo, las cosas que creía, los esquemas que había en mi mente y las estructuras de pensamiento que había construído durante toda mi vida. ¿Pero cómo podía pretender transitar por la vida de una manera estática? Si el transitar ya supone un movimiento.
Entonces comprendí que para aprender era necesario poder encontrar ese equilibrio que solo se da cuando permito que eso que está ahí afuera pueda ser asimilado por mis estructuras y acomodado en función de todo aquello que yo si soy capaz de aportar. Y supe entonces que tenía mucho más por ganar si lograba salir de mi propio refugio.
Adaptarme no significa perder mi propia identidad. Adaptarme significa transformarme para poder crecer,transitar la vida y sacarle su máximo provecho. Significa abrazar el devenir y aceptarlo como parte de ese poder que tengo para admitirlo y ser capaz de transformarlo. Adaptarme es encontrar ese equilibrio tan anhelado que solo lo alcanzo si no dejo de moverme.
Solo entonces soy capaz de emprender el vuelo...
Tal como lo hace una mariposa.
.
.
Sabrina Isabel
Travesía Ukele


Comentarios

Entradas populares